2ª - Prepararos, que a las 9 tenéis que salir. Me dice al entrar a la guardia mi compañero Urquijo.
-Ayer a última hora nos llamaron de la empresa Firestone, (ubicada en Usansolo) pues tenían la sospecha de que uno de sus empleados, podría haberse caído al río Ibaizabal.
Fuimos, y estuvimos buceando durante 1 hora en la zona del río que se encuentra dentro del recinto de la fábrica, y como se hacia de noche se nos pidió abandonar la búsqueda, para reanudarla al día siguiente. Así que en cualquier momento os llamaran para que volváis allí.
-Me contesta.
Ese día los buceadores que entramos de guardia somos: Francisco López ( Paco ), Agustín Marcos y Yo.
Preparamos los equipos necesarios, y los cargamos en el vehículo destinado para esta clase de intervenciones.
A las 8,50 h. nos dan la salida, y se decide que vayamos Agustín Marcos y yo, quedándose Paco
de prevención en el Parque por si hubiera alguna salida más.
Cuando llegamos a la fábrica, nos encontramos con los miembros de Protección Civil, que durante parte de la noche habían estado junto con algunos de los familiares de la supuesta víctima, rastreando las orillas del río, por si daban con el cuerpo sujeto en alguna rama.
Los compañeros del desaparecido nos cuentan que se trata de un hombre de unos 45 años, soltero, y un poco extraño, que vive con una hermana, y piensan por su manera de ser y la forma de comportarse en los últimos días, que seguramente se haya suicidado.
Nos llevan al lugar donde supuestamente a desaparecido, pues es donde encontraron el carretillo que llevaba la última vez que lo vieron.
Nos ponemos los equipos y comenzamos la búsqueda .
Estamos durante unos treinta minutos mirando en la zona donde se supone que ha desaparecido, y al no encontrar nada, decidimos seguir rastreando el río hasta una presa que se encuentra unos seiscientos metros más abajo.
Al mismo tiempo nuestros compañeros, Calzado y Martín de Jesús, nos apoyan con una embarcación durante el trayecto.
Después de una hora de búsqueda en los posibles sitios donde pudiera hayarse el cadáver, llegamos a la presa con poca reserva de aire, por lo que salimos del agua con idea de cambiarnos de equipos.
Una vez fuera, miramos la presa para comprobar si se trata, de una presa de contención cerrada o con aliviaderos ( cerrada es cuando todo el agua pasa por encima de la presa, y con aliviaderos, cuando para evitar que toda la presión del agua actue sobre ella, se ha realizado en su construcción, unas aberturas o ventanas en su paramento, para que pase el agua y se alivie la presión.) Tras la cortina de agua que saltaba por encima de la presa, no observamos ningún chorro de salida, que pudiera darnos a entender que existieran aliviaderos.
Como solo nos quedaba de mirar el fondo a lo largo de la presa, y yo ya me había colocado el equipo, le digo al compañero:
- Agustín! Ya hago yo el rastreo de la presa. No hace falta que tú te metas.
Me sumerjo en el agua y bajo pegado al paramento.
Una vez en el fondo, comienzo la búsqueda.
No se ve nada. La visibilidad es nula. Hay una profundidad aproximada de 8 metros y unos 50 centímetros de fango.
Voy tocando la pared con la mano izquierda para tener referencia, y con la derecha toco el fondo con la esperanza de encontrar el cadáver.
Cuando he recorrido unos metros, me encuentro con un montón de ramas que me impide seguir; por lo que tengo que ascender, superar el montículo de ramas, volver a bajar, y seguir rastreando.
Después de haber rebasado la mitad de la presa, vuelvo a encontrarme con otro montón de ramas, y decido hacer lo mismo que hice anteriormente. Pero cuando estoy ascendiendo noto que una corriente me absorbe. Intento separarme, pero al girarme ,quedo atrapado por los pies.
Noto que tengo medio cuerpo introducido en un agujero lleno de ramas.
¡ Vaya por Dios ! ¡ Ya me ha vuelto a pasar lo mismo !
Lo sucedido en el Consorcio de Aguas me viene a la mente.
Pero esta vez me encuentro con un equipo respiratorio, que me dará más tiempo para reaccionar.
¡ Respira hondo, tranquilizate, piensa bien lo que tienes que hacer ! Y ¡¡ hazlo !! Esta es una regla de oro, a seguir en cualquier profesión de riesgo.
Sé por la presión que noto, que no puedo salir del agujero, si no es dejándome tragar por él, y saliendo por el otro lado de la presa.
¿ Será lo suficientemente amplio el agujero, como para pasar por él ?
Por si acaso, sin retirarme el regulador de la boca, me quito la botella de aire y la dejo a un costado. ¡ Tengo que reducir mi volumen lo más posible para poder pasar, y no quedarme atrapado !
Agarro las ramas que me envuelven por todos los lados,y tiro de ellas. Según voy retirándolas de una en una, noto como mi cuerpo se va introduciendo poco a poco en esta especie de agujero negro, que todo lo traga. ¡ y de repente ! ¡ zaaass... !
Salgo por el otro lado de la presa, dentro de una corriente de agua que me envuelve, cayendo desde unos tres metros, (que es donde se encuentra la salida del aliviadero), para volver a sumergirme en las frías y sucias aguas del río.
Debido a la altura y la fuerza del chorro de agua, al caer, pego con los pies en el fondo del río.
Al salir a superficie les grito a los compañeros, que se encuentran con la embarcación en la parte superior de la presa.
¡¡ Que no se meta Agustín !! que no se meta !!
¡ Ya se ha metido ! .- Me contestan.
Salgo del agua a todo correr, y subo a la parte alta de la presa. Aunque el agua salta por encima, se puede caminar por ella.
Me acerco donde se encuentra la embarcación.
¡ Calzado! ¿ Donde está Agustín ?
¡ aquí hemos dejado de ver las burbujas de aire ! ¡ donde dejamos de ver las tuyas.!
Mi primera intención, es tirarme allí mismo a buscarle. Pero los compañeros no me dejan, ya que seria suicida hacerlo, sin el equipo necesario para realizar el rescate.
Un montón de ramas, asomaban en el lugar que me indicaron.
Empezamos a tirar de ellas, notando que además de las que quitamos, otras salen por la abertura del aliviadero que da al otro lado de la presa.
¡ Si las ramas salen por el otro lado, el agujero tiene que estar libre! Por lo tanto, ¿ Donde está Agustín ? ¿ habrá pasado al otro lado ?
Si es así, ¿ porque no le vemos ?
Quizás a pasado el aliviadero de cabeza, y al caer se ha golpeado en el fondo del río y a perdido el conocimiento, quedando a merced de la corriente.
Sin pensarlo, me lanzo al agua desde lo alto de la presa, y me dejo llevar por la corriente del fondo, esperando hacer el mismo recorrido que haría un cuerpo inerte.
¡ Nada ! Hago varias zambullidas más a pulmón, y viendo que de esta manera no hay nada que hacer, me dispongo a ponerme un equipo para continuar la búsqueda.
Ya se ha dado la voz de alarma y al poco tiempo comienzan a llegar otros buceadores del Parque de Bomberos, y de Protección Civil.
Mientras se rastrea sistemáticamente la zona del río donde se supone que puede estar nuestro compañero Agustín, yo, junto con unos miembros de Cruz Roja, preparamos una mochila llena de ropa ,dándole el volumen aproximado de una persona, con el fin de hacerla pasar por el agujero que nos tragó y de esta manera descartar, el que pudiera seguir aprisionado en él.
Para ello atamos la mochila a una cuerda de montaña que hemos sujetado a un árbol,y la lanzamos al agua desde lo alto de la presa a la altura del aliviadero. Como al momento sale por el otro lado, damos por supuesto que el cuerpo no se encuentra dentro.
¡ Hay que seguir rastreando el río!
Pero de repente, tengo una duda. ¿ Habrá más de un agujero ?
Es posible que debajo del agujero por el que ha pasado la mochila, haya otro agujero más.
¿ Como podemos comprobarlo ?
Todo lo que tiramos es tragado rápidamente, por la primera abertura que se encuentra.
¡ Ya está ! ¡ Se me ha ocurrido una idea !
Cojo una piedra lo suficientemente pesada para que tirándole al agua sea capaz de llegar al fondo, le ato una cuerda de un metro, y al otro extremo un trozo de poriespan, que al no tener apenas densidad, servirá de vela para arrastrar la piedra.
La lanzo, y miro al otro lado de la presa. Entre la cortina de agua que pasa por encima, vemos un bulto negro, y seguidamente una cosa blanca,( el poriespan ).
Mi hermano Javi, que se encuentra también en lo alto de la presa se lanza,y ayudado por Urquijo, sacan del agua ese bulto negro. ¡¡ Se trata del cuerpo de nuestro compañero Agustín!!.
Han pasado más de tres horas desde que desapareció.
¿ Cuanto tiempo habrá estado luchando para salir de ese maldito agujero ?
¡No quiero ni pensarlo!. Yo tarde unos minutos, y se me hicieron horas.
Agustín Marcos, de 32 años de edad, ( al que todos le llamábamos cariñosamente “ El Suave “)perdió la vida en Acto de Servicio, dejando viuda y dos hijos. Descanse en Paz.
Agustín! Tus compañeros siempre te recordaremos con cariño.